Entrar en mis cincuenta no supuso un punto final, sino un impulso para reafirmar quien soy: una mujer que celebra la vida, la belleza real y el paso del tiempo con fuerza, elegancia y determinación. Y, por sorprendente que pueda parecer, este año volví a la pasarela con más energía que nunca.
Una madre visionaria y un regreso que emociona
Recuerdo con cariño cómo mi madre me encendió el amor por el desfile: tenía una tienda de ropa y me pedía que enseñara los modelos a sus clientas. Puso un espejo al final del pasillo y cada tarde yo me calzaba unos tacones para practicar. Me decía que soñaba que yo sería Miss España… y un día, lo fui. Ese fue el inicio de una vida vinculada a la moda, la expresión y el empoderamiento femenino.
Y así, en octubre de 2023, después de muchos años, volví a pisar una pasarela: la Gran Canaria Swim Week. Fue una de las grandes sorpresas del certamen, llevando diseño de Diazar Atelier y Nuria González. Caminé con orgullo, reafirmando que la moda no es solo para jóvenes o cuerpos que encajan en el canon tradicional. Mi paso por allí fue un mensaje claro: las curvas y la edad también merecen estar en la primera fila.
Belleza real, moda inclusiva y autenticidad
Para mí, desfilar a los cincuenta no fue un acto simbólico, sino un acto de reivindicación. Hace años, en 2007, posé para la portada de Interviú—en el 40º aniversario de mi título—con el claro mensaje de que la belleza y las curvas son válidas a cualquier edad. Desde entonces, no he dejado de defender que la moda debe ser inclusiva, diversa y real.
Cada línea del diseño que llevé en la pasarela fue una forma de decir que la madurez es un valor, que nuestra historia importa y que no necesitamos encajar en un molde para ser admiradas y protagonistas.
Autenticidad que conecta y comunica
No somos figuras inalcanzables; somos vidas reales, conectadas con nuestras raíces y con el entorno. Haber regresado a la moda con orgullo a mis 50+ me confirmó algo esencial: comunicar con autenticidad trasciende cualquier pantalla. Durante mis años como presentadora y locutora, aprendí que comunicar no es solo proyectar una imagen, sino compartir nuestras historias, vivencias y valores con humanidad. Y eso es justo lo que hice caminando aquella pasarela: comunicar que la vida, la mujer real y la belleza con propósito tienen su lugar innegociable.